sábado, 16 de abril de 2011

Skate in Life




Este año el patín se ha quedado en un segundo plano en mi vida, no le he podido echar tantas horas como hubiera querido, el tema de los estudios ha influenciado mucho. Así que las pocas tardes que la situación meteorológica me lo permite me gusta pegarme un tranquila patinada. En el momento en el que sales de tu casa, con el skate en la mano, los auriculares puestos con alguna canción que te inspira a salir cagando leches, el primer roce de tus zapas con el skate, balancearte un poco, el primer truco antes de ponerte en serio, normalmente en mi caso algún tipo de shove-it, caerlo. En esos momentos la vida es maravillosa. Es una sensación que para quién no ha patinado nunca le resultaría difícil de entender. Aun es mejor el momento en el que llegas a tu spot/skatepark, yo llego al mío y sé que estaré solo, pero me da igual, haces una ronda con tus trucos más típicos, un manual aquí, un ollie por allá para ir desengrasando, te acercas al plano inclinado y te pegas un flip, lo caes y sabes que esa sesión va a ser una de las grandes.
Otro momento a destacar, es cuando acabas de hacer una ronda metiéndole caña, acabas con el corazón latiendo al mismo ritmo que el beat de la canción que esta sonando a toda pastilla en tus auriculares, apenas puedes respirar, estas bañado en sudor, pero te sientes feliz.
Es el momento de volver a casa, pero da igual, duchita y a seguir la vida, otra patinada vendrá, no demasiado tarde.

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